DISPOSICIÓN A PARTICIPAR EN UN TRÍO SEXUAL

Disposición, posible interés, voluntad, rechazo o negativa a tomar parte en prácticas de sexo en trío, individualmente o como parte de una pareja, y sus posibles causas.

Cuatro a Tres

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En un primer acercamiento al tema, existe una disparidad de valoración y motivación hacia las experiencias de sexo en trío, basadas tanto en el género como en la orientación y preferencias sexuales de las personas consultadas.

Estadística

En grandes líneas, y con independencia de la opción o combinación de trío sexual planteado, las mujeres heterosexuales muestran una clara renuencia a la participación en este tipo de actividad sexual, en un porcentaje de en torno al 10% de las encuestadas en relación a un posible trío casual con dos hombres.

En el caso de los hombres, se observa un porcentaje superior al 50% ante la idea de participar en un trío sexual casual con dos mujeres. Valor que se mantiene superior al índice medio incluso en el supuesto de relaciones íntimas de más larga trayectoria que las del mero encuentro ocasional.

En cuanto a su puesta en práctica efectiva, solamente un 2% de las mujeres confiesan haber participado en un trío con dos hombres y de forma esporádica y única; en clara contraposición al público masculino, con un 10% de hombres admitiendo su participación, más que ocasional, en tríos sexuales con dos mujeres.

Motivaciones

Varían significativamente en función del género, edad y situación personal.

Género

Existe una disparidad de motivaciones de base en cuanto a la fantasía o práctica del trío sexual entre hombres y mujeres.

Ellos

En el caso de los hombres, existen tantas fantasías como personas imaginativas, pero suelen repetirse patrones de búsqueda de una experiencia sexual más plena y variada por la presencia de dos mujeres, con cumplimiento de deseos de protagonismo e incluso dominación.

También predomina la fantasía de ver a la pareja femenina en una escena lésbica a la que unirse en el momento adecuado para incrementar su placer y el suyo propio.

El carácter aventurero y más abierto hacia las relaciones sexuales en el caso de los hombres les coloca en una posición mucho más tolerante hacia una práctica que supone una duplicación de estímulos, disfrute y satisfacción sexuales.

Ellas

Además de motivaciones derivadas de la propia dinámica del impulso sexual, presente en ambos sexos, las mujeres suelen sentirse atraídas por este tipo de experiencias como medio para experimentar un incremento de autoestima al recibir la atención de dos hombres al mismo tiempo, o ante la posibilidad de ejercer dominio aceptando o rechazando a uno de ellos según su deseo y capricho.

Igualmente, el morbo de implicarse con "otro" en presencia de su pareja.

Finalmente, la posibilidad de ver realizadas fantasías homosexuales presentes en muchas mujeres, que en otro caso quedarían inéditas e imposibles de llevar a la práctica.

Por contra, el carácter más reservado de las mujeres, menos proclives a las relaciones sexuales casuales o con individuos ajenos a la relación de pareja, se traduce en una menor motivación o incluso rechazo hacia el sexo en trío.

En cualquier caso, evidencias anecdóticas parecen indican que tanto hombres como mujeres son más proclives a practicar sexo en trío con dos mujeres en lugar de dos hombres, debido probablemente a cuestiones de orientación sexual.

Una diferencia que puede no obstante reducirse en las próximas décadas a medida que se produce una mayor comprensión y aceptación hacia prácticas sexuales alternativas.

Edad

La edad condiciona la motivación hacia esta práctica sexual en el caso de los hombres, con una presencia mayoritaria de esta fantasía entre varones solteros – generalmente sin compromiso – de entre veinte a treinta años, motivados precisamente por la necesidad de probar su masculinidad, atractivo y potencia sexual mediante contactos sucesivos con el mayor número de parejas posible, e incluso en grupo, antes de perder su libertad como parte de una pareja estable o matrimonio previsiblemente próximos.

Con el paso del tiempo, la idea de hacer un trío aparece por la pérdida de estímulo, monotonía y hastío inherentes a la experiencia acumulada, ya sea en solitario o como parte de una pareja, en paralelo en muchos casos a situaciones de infidelidad o incluso experiencias homosexuales.

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