FANTASÍA Y REALIDAD DE QUERER HACER UN TRÍO

Reflexiones de una pareja tras apreciar con decepción la diferencia entre fantasía y realidad a la hora de querer hacer un trío con una mujer desconocida.

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Autor: Parejamen

27 de febrero de 2017

Somos una pareja que afrontamos el tema del sexo y hacer un trío con muchas ganas y empuje hasta que nos vimos cara a cara con una chica, en cuyo momento todo se complicó y nos dimos cuenta de que una cosa es fantasear y planear, y otra bien distinta llevar las cosas a la práctica.

Después de una relación de pareja de 10 años llegamos a un punto de monotonía y cansancio difícil de superar tras haber probado todas las cosas que usualmente llenan la vida sexual de las parejas y matrimonios de hoy en día.

Primero, el consumo masivo de películas porno, incluyendo entrada en páginas web con contenidos especialmente fuertes o alternativos, parafilias y temas más o menos pervertidos sobre sexo y relaciones, para ponernos cachondos y salirnos más.

Luego las visitas a sex shops y tiendas eróticas. Inicialmente "sólo para mirar", para pasar después a comprar esto o aquello, hasta reunir una cierta colección de consoladores (incluyendo el famoso de Nacho Vidal), el arnés para doble penetración, el anillo sensual, el muñeco hinchable de toda la vida, lubricanes íntimos, la bomba de succión para agrandar el tamaño del pene, juegos de rol sexuales, libros eróticos, las típicas cartas con las posturas del Kamasutra, etc. Lo usual en todas las parejas y matrimonios de largo recorrido.

Después empezamos hacer cosas como pasar por zonas de prostitución para "ver", y luego para vacilar con las putas con preguntas y actitudes de supuesto interés en sus precios y servicios que podían hacernos y cómo.

También acudimos a bares y discotecas de ligues, aunque sin llegar a frecuentar nunca ningún local de intercambio de parejas o sexo, para ver un poco el tema y hablar con chicas a modo de juego, pero sin llegar a nada más que a indirectas y unas risas.

Hasta que finalmente empezamos a fantasear con la idea de traer una chica a casa para hacérnoslo con ella. Claro que ella también propuso lo mismo con un chico, pero ante mi negativa se zanjó el tema con que tendría que ser el clásico trío MHM. Puede que las mujeres sean o no bisexuales como se dice, o que tengan todas ese componente de bicuriosidad, o lo que sea, pero lo cierto es que parecía dispuesta y se quedó en ponernos manos a la obra y buscar una chica para hacer un trío con mucho ánimo e interés aparente por ambas parte.

Aunque, como es lógico, el principal interesado era yo, como creo que les pasa a todos los hombres en esta situación.

Tras una serie de búsquedas y contactos, nos cayó bastante bien una chica de unos 35 años, que se presta a conocernos y tomar algo. Y es aquí donde empieza el problema.

Una cosa es fantasear frente a una película pornográfica o cuando estás en pleno acto sexual, en plena follada, como se hace con tantas otras cosas, y otra es tener a una persona desconocida cara a cara y tener que presentarse y hablar del tema, que no es lo mismo. Ni tampoco se parece a cuando quedas con una chica (o chico) para una cita y posible ligue o relación, porque es bien distinto y ni se asemeja a presentarte en pareja a conocer a una mujer para mantener con ella relaciones sexuales en trío.

Os podemos asegurar que todo cambia de golpe. Salvo que seáis gente swinger o con experiencia previa, en cuyo caso no voy a opinar.

Quedamos en la cafetería de un hotel perteneciente a una conocida cadena, y fue un corte desde el principio. Muchos besos y risas al principio, pero luego nos quedamos cortados, porque no es como una pareja que queda y van a tomar copas de bar en bar o visitando sitios, sino que se trata de un tema más concreto y hablado de antemano, y podéis estar seguros y seguras de que es realmente brusco el estar allí, frente a unos cafés, intentando ver cómo se puede sacar el tema de si nos cogemos o no una habitación y nos subimos ya.

No somos swingers ni conocemos el tema del intercambio de parejas, y la chica en cuestión no parecía tener experiencia precisamente, así que empezamos mal. Conversación sobre por qué se nos había ocurrido el tema, si habíamos estado antes con una chica y pareja respectivamente, etc. Luego me levanto y voy a la barra, y cuando vuelvo me las encuentro calladas y esperándome.

Decidimos salir un poco a dar una vuelta por bares y sitios para hablar y conocernos mejor, pero la conversación nunca pasó de temas comunes y corrientes de la vida cotidiana, como si no nos atreviésemos a romper el hielo por ninguna de las partes.

Al final, aprovechando que ella va al baño, hablamos y mi pareja me indica que no está muy por la labor, que se le ha cortado el rollo, que no es como esperaba, no está segura, etc., a lo que respondo envalentonándome por la cosa de perder la oportunidad de estar con dos mujeres a la vez, y me lanzo yo cuando vuelve la invitada, cogiéndolas a las dos por la cintura y soltando que ya vale de tanto hablar y que nos vamos al hotel a pasarlo mejor.

Pero no coló el valor de última hora, y la nueva amiga responde dirigiéndose a mi pareja con el típico "si no estás segura, lo dejamos y tan amigos", que aprovechó ésta para tomarle la palabra con un "vale" que me dejó bien planchado, podéis creerme.

Dimos unas vueltas y hasta cenamos en un italiano. Pero de sexo nada, ni en trío ni de ninguna manera, porque cuando nos volvimos a casa estábamos raros – por decirlo de alguna forma – y no nos apeteció ni el normalito de siempre.

Un fiasco garrafal que nos ha hecho replantearnos el tema.

Igual es que no gustó la chica, o que no era el momento. Tal vez tendría que haber sido algo más brusco, en plan sorpresa. Entrar en una habitación de un hotel, desnudarnos y hacerlo, o meternos en juegos y besos, o ir en una sauna privada, hacernos un masaje sensual, etc. No puedo asegurarlo. Pero no resultó.

Falta de experiencia y poca escuela seguro, porque el único contacto que habíamos tenido con el tema del sexo con extraños, infidelidades consentidas (cuckolding, etc.), las orgías y los tríos sexuales son las películas porno y los relatos en blogs y sitios web que habíamos visto y leído.

No lo vamos a dejar así, porque la experiencia tampoco estuvo mal para aprender y quizás probar de otra manera en el futuro.

¿Quién sabe?

Un saludo.

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