Autor: Julita
21 de marzo de 2017
Muchos tríos no son sino sexo de pareja con una tercera persona como acompañante que lo único que hace es mirar y admirar. Y de eso se trata; de mirar y de que te miren, que con eso también se disfruta.
No paro de leer historias sobre tríos donde se dan posturas y dobles penetraciones, orgasmos por triplicado y todo tipo de combinaciones entre penes y vaginas hasta la locura, incluyendo situaciones que son difíciles de imaginar fuera de los planos presentes en revistas o películas pornográficas.
Pero lo que no se comenta en estos sitios ni en las famosas películas porno son los tríos que se forman entre una pareja normal y corriente que introduce a un tercer elemento en la relación por el simple goce y capricho de verse contemplados en mitad del acto sexual. O con el mero acompañamiento de alguna caricia o roce sutil.
¿Son estos tríos en el sentido estricto de la palabra y expresión? Parece que no, porque para que estemos ante un auténtico episodio de sexo en trío debe darse una relación activa y colaborativa entre tres personas, incluyendo penetraciones y actos de sexo oral compartido, que no se dan en el encuentro que yo he planteado.
He visitado muchos clubs liberales y he visto muchos rollos y acuerdos para disfrutar de esto y lo otro, incluyendo esclavos sexuales que son invitados únicamente para dejarse hacer tal o cual cosa, como pueden ser penetraciones anales o el gran fisting, jugadas sadomasoquistas y de humillación o exhibicionismo erótico a modo de teatro pornográfico para subirle la líbido y el cachondeo a una pareja, que son los que están disfrutando verdaderamente de la relación sexual.
Y luego lo comentado, una pareja que tiene delante a un mirón o mirona.
Porque lo de ser voyeur puede derivar en un disfrute tanto para el observador como para los inspeccionados de cerca, en una suerte de simbiosis entre mirón y exhibicionistas donde todos sacar el rédito correspondiente.
Me estoy poniendo muy filosófica y retórica, pero os puedo asegurar que esto funciona y es muy placentero desde diversos puntos de vista.
La primera vez que lo viví fue hace años tras una visita a un club liberal de Madrid, que terminó en cena con una chica a la que luego invitamos a nuestro hotel para que mirara a raíz del tema surgido durante la velada en torno a su afición de niña y joven por espiar a sus padres en plena faena. Una cosa llevó a la otra y acabamos preguntándole, medio en broma medio en serio, si le gustaría espiarnos a nosotros.
Risitas y miradas pícaras hasta que la chica nos dijo que sí, que le iba el rollo y que podía ser divertido, así que nos fuimos de camino al hotel y nos metimos los tres en la cama para disfrutar de un montón de cosas ricas y apetecibles, incluyendo sexo oral y todas las posturas usuales en la relación de pareja, aunque con la diferencia de que teníamos encima de la cama, mirando y babeando, a una chica de 29 años toda mojada y ansiosa.
Me acariciaba y atusaba el pelo mientras mi pareja me penetraba a toda leche en varias posturas, lo cual me puso a tope y con ganas de todo. Luego un gran orgasmo y ella allí tan calladita, como tienen que ser las niñas buenas y obedientes.
Lo pasamos bastante bien. Luego ella se masturbó ante nuestra vista y deleite. Nunca habíamos visto tal cosa de esa forma.
Una experiencia bien distinta a lo que conocíamos, que no puedo explicar en su totalidad de matices porque no soy psicóloga ni sexóloga. No sabría describíroslo porque me faltan las palabras adecuadas y me quedaría corta en muchos momentos.
Luego claro que hemos participado en tríos y sexo en grupo en diversos clubs y hasta en nuestra casa, pero es otro tema.
Probadlo y ya veréis.
Gracias.
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