TRÍOS PARA EL QUE LE INTERESE Y SIN PERVERTIDOS

Exposición de queja de una usuaria ante la pertinaz insistencia de algunos hombres en meter a su pareja en tríos y relaciones sexuales de índole liberal.

Cuatro a Tres

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Autor: Maricastaña

21 de mayo de 2017

Ves avisos anunciando chica para trío gratis en Internet, y se comenta mucho sobre experimentar sexualmente con personas y parejas, pero poco se comenta sobre los problemas que trae su propuesta y la insistencia de algunos en el caso de parejas desiguales o incluso con problemas de abuso.

Quiero explicar algo sobre esto de los tríos desde el punto de vista de una chica a la que no le interesan lo más mínimo cuando te toca un chico o pareja que se empeña en que tienes que participar en uno de ellos. Que es precisamente lo que me pasó a mí y supongo les pasa a muchas.

Hace cosa de dos años, teniendo yo 25, conocí a un chico de 32 aquí en Madrid y empezamos a salir normalmente, teniendo nuestras primeras relaciones después de la primera semana de conocernos, para después irnos a vivir juntos como cualquier otra pareja.

Cierto que nunca fui una chica de mucho carácter y determinación, lo cual se comentó ya en la escuela con motivo de las varias visitas que tuvieron que hacer mis padres debido a la situación de acoso escolar que sufrí, precisamente por mi carácter tímido y – por qué no decirlo – apocado.

Vas creciendo y viendo que lo que experimentaste de niña y joven se va repitiendo de una forma u otra en diversas situaciones de la vida adulta. Tienes problemas para quitarte de encima a tíos que te están molestando o entrando, abusan verbalmente de ti en trabajos y situaciones de la vida cotidiana, siempre eres la que acaba marchándose ante cualquier problema, la última en casi todo...

Todas las personas que hemos sufrido este proceso sabemos lo que significa en cuanto a pérdida de autoestima y posibilidad de enfrentarse satisfactoriamente a situaciones de abuso o injusticia, que requieren determinación plena en muchas ocasiones.

Este mundo está poblado por un porcentaje de personas que abusan cuando pueden, y que son buenos por naturaleza e instinto a la hora de identificar a personas fáciles en este sentido.

Las relaciones de pareja consisten precisamente en dos personas con opiniones y gustos diversos que hay que discutir y enfrentar llegado el momento.

Miguel – que era como se llamaba mi novio – tenía un carácter muy fuerte y autoritario, por no decir dominante. Siempre íbamos a donde le parecía, veíamos las películas que él proponía y visitábamos los sitios que le gustaban sin preguntar si yo estaba de acuerdo o no, o directamente refutando cualquier opinión o propuesta mía como si proviniera de una niña pequeña.

A toro pasado lo ves más claro, pero cuando lo estás viviendo no te parece mal – desde el punto de vista de una persona como yo, claro – e incluso estás contenta por la novedad de la relación. Todo te parece bien.

Hasta que empezó a pasarse en lo referente a relaciones sexuales.

Primero poniéndome películas porno que, para decir verdad, no me interesaban demasiado más allá de la curiosidad inicial. Luego me empezó a poner películas pornográficas más subidas de tono con chicas jóvenes que, para decirlo más claramente, no me parecían apropiadas en ningún sentido. Más bien se trataba de satisfacer sus gustos sin importarle si a mí me estaba interesando el tema.

Un día me dice que me ha traído un "regalo" y saca un consolador. Un modelo de vibrador no demasiado grande con el que me folló bien follada al tiempo que me masturbaba con el dedo para ver cómo me corría. Según me dijo, le gustaba verme así. Le daba morbo.

Luego llegó con un consolador moldeado sobre la polla de no sé qué actor porno negro. Un pedazo de chisme de medio metro y el grosor de un limón. Yo tragué y para adelante por el tema del juego y porque tampoco me disgustó el invento.

Hasta que me dice que quiere probar la doble penetración, que ciertamente no me gustó nada. Pero él insistía diciendo que "al principio no gusta pero luego no quieres otra cosa" .

Eso sí, cuando le pregunté si quería probar él por el culo, me espetó violentamente que de qué iba yo, y que él no era maricón. Cuando le expliqué que eso del sexo anal no era lo mío y que no me interesaba, me puso una película en el móvil con una retahíla de tías recibiendo por detrás con aparente gran gusto por su parte, como para convencerme de que aquello era lo más normal del mundo, e incluso llegó a hacerme leer artículos sobre la sodomía como una opción sexual más.

Más tarde le dio por hacerme peliculitas con el móvil mientras le hacía una felación. Me las enseñaba después muy orgulloso, reconociéndome lo "buena mamona" que era.

En este punto os quiero avisar a muchas que tengáis más que cuidado con eso de las grabaciones íntimas porque hay que pensar a futuro e imaginar la posibilidad de que ese ligue, novio, pareja o incluso marido puede dejar de serlo un buen día, y que tales retazos audiovisuales de vuestra sexualidad pueden convertirse después en un medio de venganza o chantaje, como fue en mi caso y estoy segura que en el de tantas otras incautas.

Hay que reconocer que el tío era un lascivo, salido y vicioso donde los haya; muy cachondo y dado a jueguecitos rozando la perversión y la obscenidad en muchas ocasiones.

Hasta que un día me viene con la propuesta de traer una chica a casa y meterla en la cama con nosotros para disfrutar de situaciones nuevas, "que hay que probar sí o sí" (literalmente). A lo cual le respondí que ese no era mi rollo y que no quería participar, además de mostrarle mi descuerdo por el sólo hecho de proponerme tales cosas, que para mí no eran sino una forma de justificar o validar una infidelidad.

Parece ser que buscó precisamente eso, una chica que se prestara gratis para un trío sexual. Y la debió de encontrar. Eso sí, sin preguntarme a mí si estaba siquiera de acuerdo en buscar o encontrar tal cosa.

Respondió de forma bastante suave al principio a mi negativa inicial, pero con gestos de decepción, y se pone al móvil para luego enseñarme un montón de películas de gente en tríos sexuales de todo tipo, incluso interraciales, explicándome después que lo hacía por mí, para que yo disfrutara sexualmente a tope con ese tema nuevo, que todas las mujeres somos bisexuales, que me iba a gustar de una manera que ni me imaginaba, etc.

A mí esto de los tríos me pareció tema de pervertidos. Que una cosa es jugar con consoladores y otros juguetes eróticos y sexuales, y otra meterse en el tema liberal, camas redondas y rollo de orgías, que era lo que a él le interesaba llevarme, según me soltó en un cierto momento.

No voy a negar que no me gustara el sexo bien hecho, los vibradores, la lujuria de ponerte una película porno y hacer lo mismo que los actores, mirar pollas y coños ajenos, masturbarte y que te masturben, etc. Pero hay una línea muy clara y bien marcada entre eso – que entra dentro de las relaciones y erotismo normales de pareja – y los tríos, la bisexualidad o bicuriosidad como se llama ahora, el intercambio de parejas, los clubs de sexo, etc.

No es lo mismo ni muchísimo menos y a mí no me va ese tema ni de lejos. Ni soy bisexual, como el tío se empeñaba en meterme porque sí ("todas las tías sois bisexuales"), ni quiero participar en ese mundo.

Así se lo dije y se quedó la cosa más o menos colgada en el aire, hasta que la volvió a sacar otra vez, poniéndose más pesado e incluso amenazando con buscarse a otra "más animada" que yo, lo cual ya fue demasiado y nos llevó a una bronca que acabó como siempre: conmigo callándome.

Un día se planta en casa y me enseña una impresión con una invitación para ir a un local liberal en Madrid, a lo que respondo con un "no" categórico. Pero ya me había perdido el respeto a base de pequeñas acciones y comportamientos alimentados por mi carácter pasivo y dependiente. Tenemos una bronca mucho mayor y se marcha de casa, momento que aprovecho para llamar a una amiga, contarle el tema y recibir el consejo de que salga de esa casa y corte ya con ese pervertido.

Me marché y luego vino el tema de las llamadas, el supuesto arrepentimiento, la petición de segunda oportunidad, etc. Después, cuando no obtuvo resultados, me suelta que tiene "unos videos de aquellas veces".

Por suerte tengo una amiga abogada que le remitió un escrito avisando de la correspondiente denuncia, incluso en vía penal, si hacía algún tipo de uso público de esas imágenes. Después tuvimos que bregar para que las eliminase, aunque nunca estaré segura de si los archivos fueron borrados o si guardó una copia. Procuro no pensar en ello para no rayarme más.

Un pequeño martirio que terminó hace muy poco.

Después he estado buscando información sobre todos los temas legales y no legales, humanos, afectivos, psicológicos entorno a esta problemática y he visto este sitio web sobre tríos sexuales. Al principio no me ha gustado nada por el planteamiento promiscuo y liberal que hace, que está claro que se orienta a gente swinger o con ganas de serlo y de hacerse el trío de sus sueños, bla, bla, bla….Pero luego he visto que tiene contenidos de cierto interés, y específicamente en este blog y algunas cosas que se han escrito en él.

Me gustaría aprovechar este espacio para denunciar las actitudes sexistas con la mujer como mero objeto de placer sin voluntad propia y al albur del capricho del hombre, que deben valorarse a través del prisma de esta legislación y sus posibles consecuencias sociales y penales.

Muchos tíos se creen que las chicas estamos para su gusto y satisfacción particular y que pueden hacer o proponer lo que quieran sin tener en cuenta para nada lo que pensemos nosotras.

Una cosa que me quedó por decirle al tío fue que si tantas ganas tenía de hacer un trío, ¿por qué no uno de los llamados HMH?, es decir, conmigo y otro tío. Seguro que no, que eso no le interesaba.

Se trataba de usarme como un juguete sexual más. Para vernos a las dos como si fuera una película porno en vivo, para luego follar con dos tías bien a gusto y sin problemas con la excusa de que "era para mí" .

De asco.

Un saludo y lo dicho.

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