Autor: Lord_Yoigus
8 de marzo de 2017
Os voy contar por qué no se puede contratar a una prostituta para hacerla pasar por una chica con ganas de sexo en trío con la pareja propia, y de las consecuencias que ello te puede acarrear.
Porque eso es precisamente lo que se me ocurrió hace unos años, queriendo ofrecerle un "regalo" de cumpleaños a una novia que tuve, que terminó con el cumpleaños y con el noviazgo de golpe.
En realidad, voy a participar con otra historia sobre este mismo tema para comentar bien la cuestión de las prostitutas en los tríos sexuales.
Yendo al tema, os diré que yo siempre fui proclive al sexo bien vivido y trabajado, y con ganas de experimentar de todo con cuantas más chicas y mujeres mejor. Incluso en mis primeros años, en que tenía pareja estable, lo cual se tradujo en diversas desavenencias y problemas que terminaron en una ruptura bastante abrupta y desagradable.
Estaba saliendo y enrollado con una chica con la que tenía una relación normal, aunque, claro está, nunca se puede estar centrado y ser fiel al cien por cien cuando corre sangre liberal por tus venas, así que pronto llevé a la chavala a visitar sex shops y le puse varias películas porno, además de otros temas más o menos normales dentro de la pareja.
No tardó en llegar la idea de meter a otra chica en la relación y montar una fiestecita de sexo entre los tres, un trío bien divertido para disfrutar. Pero Belén, que era como se llamaba la parejita, no recibió la insinuación con mucho entusiasmo precisamente. Que si no era lo suyo, no le iban esas cosas, etc.
Luego vimos un documental en la televisión con chicas lesbianas hablando de sus aventuras, y de cómo muchas chicas heterosexuales se les habían ofrecido o propuesto relaciones sexuales de forma común, por lo de la bicuriosidad o bisexualidad femenina. Así que volví a sacar el tema, insistiendo en la normalidad del asunto, de lo bien que se lo iba a pasar, etc. Luego vino la típica acusación de que lo que yo quería en realidad era estar con otra chica y follármela. Lo de siempre, que yo lo hacía por ella, bla, bla, bla.
El acercamiento al tema que supongo típico en todas las parejas donde se plantea la idea de hacer un trío, que incluye busquedas en Internet del estilo "busco chica para trío", "quiero hacer un trío", "tríos sexuales gratis", etc.
En cualquier caso, parecía que lo peor para ella era el corte de tener que presentarse, conocer a esa persona, etc. Que no se atrevía a entablar relación con una desconocida y mucho menos en torno al tema sexual. Y que no.
Así que se me ocurrió un plan bastante interesante, que creía de mi invención absoluta y genial, aunque luego parece que ya estaba inventado por otros tantos tíos a los que se les ocurre de forma recurrente en todo el mundo.
Por aquel entonces yo acababa de leer una novela que tuvo mucho éxito en los años 90: "El Médico", de un escritor llamado Noa Gordon. Muy buena y recomendable. Presentaba las aventuras de un chico escocés que se hace médico en Persia en un viaje épico de ida y vuelta por toda Europa y Oriente Medio. En un pasaje, aún en las Islas Británicas, es introducido en el mundo del sexo por su jefe, un curandero y vendedor de pócimas y ungüentos, que convence a una prostituta amiga para que tenga relaciones con el chaval con el fin de valerse su saber y experiencia profesionales para evitar los traumas y problemas habituales de la primera vez en parejitas inexpertas.
Así que se me ocurrió decirle a la Belén que de conocer y presentar nada, que se trataba de ir a un bar, ligarse a una chica en una juerga a las 2 de la madrugada, yo le propondría el tema, iríamos a un hotel y tan contentos, sin necesidad de trámites y vergüenzas, y para celebrar su ya próximo 25 cumpleaños.
Una vez ganado el primer sí, aunque con la condición de que sólo íbamos a ir "para ver", contacté con una serie de chicas de pago y les propuse el tema. Se trataría de quedar con la putita que fuese en un sitio concreto, fingiría que no nos habíamos visto nunca, que es una chica normalita y del montón con ganas de ligue y pasarlo bien, y luego iríamos a un hotel y sería ella la que llevaría la voz cantante con mi chica en todo momento.
Busqué a una chica de unos 25 años, normal y de aspecto universitario, guapita y con buen cuerpo, atractiva en general, con experiencia bisexual o lésbica, y dispuesta a hacer teatro en un trío con una pareja de edad similar.
La mayoría me dijeron que no querían saber nada, que eso no se hacía, que estaba mal, que no querían meterse en malos rollos. Luego otras parecía que sí aceptaban pero pedían más dinero. Finalmente encontré lo que quería y le expliqué cómo quería el encuentro.
Se trataría de irnos al hotel, empezar con besos y magreo del bueno, con indicaciones precisas sobre la base de lo que yo sabía que le gustaba a mi chica, para luego meternos en un jacuzzi (que también le gustaba) y empezar a lo nuestro según los rituales y preliminares que iban a tener éxito y las posturas sexuales del agrado de ella.
Y así se hizo. Le pagué una mitad del dinero a fondo perdido, digámoslo así, con la promesa de darle el resto a escondidas al llegar al hotel.
Una vez en un local de copas de Barcelona del agrado de Belén nos encontramos con la chica en cuestión, hablamos lo justo, risitas y tema intrascendente, y propuesta de irnos a dar un paseo. Luego algún tocamiento en el pelo de ella a ella, que si tienes una carita muy mona, estás muy bien con ese vestido, etc. Nos fuimos a un hotel de cierta categoría – que no escatimé en ello por la importancia del momento – y empezó lo bueno.
La verdad es que la chica se lo hizo muy bien con mi novia, que también pareció prestarse al juego divinamente. No llegó a lanzarse del todo, pero sí se dejó comer el coño, besarse y magrearse bien sobadita, además de participar en una doble mamada que me hicieron entre las dos que me sentó de cine.
Un orgasmo bastante mejor que los habituales entre nosotros (me refiero a Belén), como suele darse en los tríos bien planteados y que son novedad, y luego un poco de conversación.
Después me metí en el cuarto de baño y cuando salgo me encuentro con que la chica se ha marchado. Me sorprendió que lo hiciese tan rápido, e incluso me pareció que había aprovechado los cinco minutos escasos que estuve dentro para vestirse a toda prisa y marcharse.
Veo que Belén está sentada en la cama con mala cara. Le pregunté que qué ocurre, y me responde literalmente: "tú eres un cabrón de puta madre".
Luego la conversación; que la tía, aprovechando que me metí en el cuarto de baño se vistió a la carrera y antes de salir le dijo a mi novia que se sentía mal, que ella no se dedicaba a engañar a la gente sino a lo que se dedicaba para pagarse los estudios con un buen nivel de vida, pero sin malos rollos ni cosas raras en plan estafa.
Se lo soltó todo, como suele ser común entre tías en cuanto se ven solas y en confianza, y me dejó con un marrón que no os imagináis.
Al día siguiente la llamé y obtengo el típico "vamos a darnos un tiempo", y ahí se acabó todo.
La verdad es que esa chica no estaba hecha para un tío como yo, en plan promiscuo y guarrete, con tendencia al swinging y la follada libre. Hizo bien pasando de mí.
Como os dijo, este tipo de planes e intrigas son muy comunes en la mente de los tíos que queremos meter a la pareja en un trío, y no siempre salen bien.
¿Os acordáis de aquella escena de "Nueve Semanas y Media" con Mike Rourke vendándole los ojos a Kim Basinger y luego metiendo una prostituta mulata en la habitación? También acabó mal.
Es típico.
Un saludo y gracias.
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